Consejos, recomendaciones, tips, reflexiones, opiniones y artículos relacionados a sexualidad humana. Todo lo debemos saber y seguir conociendo sobre nuestra sexualidad (la de nuestras parejas). Romper mitos y tabúes. Disfrutar de los placeres. Conocer más sobre las relaciones de género. Y todo con una mirada desde la psicologá clínica. Se desea que adolescentes y jóvenes puedan informarse sobre sexualidad con el derecho a que ellos y ellas decidan sobre sus vidas.

viernes, 22 de agosto de 2008

10 Situaciones que aumentan o disminuyen el Orgasmo


Ovulación:
A mitad del ciclo, la testosterona aumenta y desata el impulso sexual. Las mujeres tienden a masturbarse mas, tomar la iniciativa y lograr el orgasmo. El estrógeno y la oxitocina aumentan en los cuatro días posteriores a la ovulación, e incrementan el impulso sexual. La oxitocina se vincula al deseo de caricias sexuales.
Ejercicios:
Incrementan la testosterona. Ensanchan los vasos sanguíneos y aumentan el volumen de la sangre, sensibilizando más el tejido vaginal. Se ha demostrado que 30 minutos, tres o cuatro veces por semana, eleva la capacidad de alcanzar el clímax.
Dieta:
Los alimentos bajos en grasas pueden prepararte para el orgasmo. Mientras menos grasa corporal tengas, mayor será tu nivel de DHEA (hormona que estimula el deseo sexual). Los bajos niveles de Colesterol también reducen la acumulación de placas en las arterias y facilitan la circulación y el flujo de sangre a los genitales.
Meditación:
En un estudio de 606 mujeres, los ejercicios de respiración y relajación elevaron los niveles de DHEA. Meditar te ayuda.
Novelas y películas eróticas:
Las lecturas e imágenes eróticas aumentan los niveles de PEA, sustancia similar a la anfetamina que tu cuerpo también produce cuando siente deseo sexual. Los niveles de PEA alcanzan su punto mas alto durante el orgasmo y también están siempre altos cuando estas enamorada.
Progesterona Premenstrual:
Cuando esta hormona aumenta, la semana anterior al periodo, casi desaparece el deseo.
Fantasías:
Las fantasías eróticas, durante la relación sexual, contribuyen a aumentar el gozo y la excitación.
Fumar:
Estudios indican que las mujeres que abandonan el cigarrillo tienen más orgasmos que cuando fumaban.
Estrés:
El Estrés acumulado durante el día pueden bajar la DHEA. Si has tenido un día tenso en el trabajo, tu libido puede sufrir las consecuencias.
Falta de Sueño:
Acostarse mas tarde que de costumbre puede afectar la libido a la noche siguiente. La posible razón es que durante el sueño bajan los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. La falta de sueño provoca una acumulación de esta hormona, lo cual puede afectar el bienestar de la mujer y, posiblemente, su apetito sexual.

Orgasmos múltiples masculinos
La "técnica de Kegel". Un ejercicio que intensifica los orgasmos masculinos.
Aunque el orgasmo del hombre es menos complejo que el de la mujer, no por eso es menos intenso. En oposición a lo que mucha gente cree, el hombre puede vivir la experiencia del orgasmo múltiple.
Mientras que la erección escapa a la voluntad del hombre, la eyaculación, en cambio, puede controlarse. Este control permite ejercitar una técnica que intensifica el orgasmo masculino; la "técnica de Kegel" (utilizada también para intensificar el orgasmo femenino).
El método consiste en ejercitar el músculo pubocoxiano (el que se utiliza para frenar el chorro de orina). Una vez localizado este músculo, el hombre debe orinar y parar unas 15 veces para ejercitarlo.
Otra manera de hacerlo, consiste en mantener enérgicamente apretado el esfínter anal y los músculos de la base del pene.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Gastrosexuales: El placer de la comida


Los metrosexuales y metroemocionales han quedado en el pasado. Una nueva clase masculina ha reemplazado a estos modelos y se está lanzando a la conquista del mundo femenino. Los gastrosexuales son hombres que se sienten seducidos por los ingredientes, su combinación; les encanta cocinar y compartir la comida. Basan toda su atracción en las maravillas culinarias que pueden hacer, pero no son profesionales de la cocina. “Son varones bien masculinos que conocen diferentes cocinas, saben de preparaciones e ingredientes y elaboran platos realmente distinguidos sin ser chefs profesionales, pero detrás de este encanto, se esconde un hombre que intenta seducir con esta virtud culinaria, ya sea consciente o inconscientemente se proponen conquistar a una mujer a través del estómago”, comenta la socióloga argentina Miranda Carballo.
Según una encuesta española, entre las virtudes que más valoran las mujeres de los hombres se encuentra la de saber cocinar. “Cada vez hay más varones realizando cursos de gastronomía porque para ellos también es importante agasajar a sus parejas o posibles relaciones con una buena cena romántica”, comenta la especialista. La habilidad en la cocina se ha convertido en un factor fundamental a la hora de tomar partido por uno u otro sujeto. “La mujer pasa muchas horas fuera de su casa. En la mayoría de las familias ya no existe el tiempo para cocinar, pero el hombre no se conforma con abrir una lata de atún y un pedazo de pan. No tiene otra opción que aprender y hacer placentero ese aprendizaje”, sostiene Carballo.
Otro informe inglés, demuestra que el saber cocinar se encuentra a la misma altura para atraer a una mujer que el salario, estatus, personalidad y apariencia. “El hombre es inteligente y si puede usar esta herramienta a su favor, claro que lo hará. No hay nada más romántico para una mujer que la agasajen con una cena, un almuerzo exquisito y mucho más si es algo habitual que sucede en la vida cotidiana”, relata la profesional.
La cocina ha dejado de ser cosa de mujeres y de especialistas. Actualmente el hombre es quien debe adaptarse al ritmo de vida que se ha ido adquiriendo. La mujer está ocupando el mismo nivel en todos los ámbitos sociales y la cocina ya no es el lugar donde ella manda. Lo importante es saber distinguir cuándo la habilidad culinaria es solamente una postura masculina para seducir y luego abandonar y cuándo es en realidad un estilo de vida. “Todos tenemos modos de seducir que nos distinguen y nos hacen únicos. No está mal conquistar a través de la comida. Es lo mismo que tener una sonrisa seductora, unos ojos increíbles o una sensibilidad e inteligencia envidiables, lo único que hay que saber diferenciar es cuándo esta virtud es pasajera y se practica con fines malintencionados y poco constructivos a nivel pareja”, define Carballo.
Características que los definen:
Tienen predilección por los restaurantes. La salida perfecta para ellos es salir a cenar a sitios sofisticados.
Seducen con platos elaborados, combinan ingredientes y son especialistas en comidas afrodisíacas.
Usan la habilidad para cocinar como arma de seducción y conquista

Sexo Ecológico


La asociación ambientalista Greenpeace ha presentado una publicación donde se instruye sobre ciertas reglas para no dañar el medio ambiente mientras se hace el amor.
Apagar la luz. El sexo se puede practicar perfectamente sin necesidad de tener las luces encendidas. Si la oscuridad para mantener relaciones no es ideal se pueden encender velas de cera natural o esperar a que sea de día. La energía limpia es lo que se pregona desde la asociación.

Afrodisíacos: los mariscos son muy sensuales, pero no contribuyen a salvaguardar la fauna marina. Lo mejor es inclinarse por alguna bebida respetuosa con el medio ambiente.
El sexo en el jardín puede ser muy excitable, pero no es recomendable ya que se estará en contacto con pesticidas químicos y se pueden sufrir alergias e irritaciones.
Los juguetes sexuales deben estar libres de pvc ya que liberan dioxina. Mejor inclinarse por productos elaborados con sustancias naturales.
Una buena ducha es ideal, pero si es de a dos mucho mejor, así se estará ahorrando agua, un bien tan preciado y escaso últimamente.
La cama de madera debe provenir de un bosque explotado ecológicamente. Para eso hay que fijarse al comprarla que tenga el sello FSC.
Utilizar ecolubricantes. La lengua es un buen instrumento para prescindir de ingredientes tóxicos y prejudiciales para el medio ambiente y la propia salud.
Las frutas despiertan la pasión, pero deben ser libres de transgénicos y pesticidas. Es posible adquirirlas en pequeños comercios dedicados especialmente a la alimentación orgánica.
Estos consejos permiten la posibilidad de practicar sexo amigable con el medio ambiente, sin poner en riesgo la propia salud ni la del planeta. Esta guía ecosexual contribuye a quienes respetan la ecología y practican una vida sana y a quienes desean a partir de ahora sumarse a la propuesta de sexo sano. “Cambiar las costumbres sería muy valioso. Ir al trabajo en bicicleta, comer de manera orgánica, usar biodegradables… son maneras de protegerse y cuidar la tierra. Si ejercemos estas prácticas de modo habitual, también tenemos que tener una conducta sexual adecuada y respetar de la misma manera el ecosistema”, comenta Flavio Demaría, diseñador gráfico argentino y practicante de este estilo de vida desde hace ya varios años. “El sexo verde es mucho más erótico y beneficioso, ¿quién puede dudar después de informarse sobre sus ventajas?”, termina diciendo.


Fuente: http://www.enplenitud.com/amor/ecologico.asp

La fantasía de un trío


Hay diversas formas de conformar un trío, que diferencian lo que puede llegar a suceder:

  1. Que las 3 personas sean conocidas o desconocidas entre sí.
  2. Que la tercera persona sea conocida o desconocida para dos de ellas.
  3. Que la tercera persona sea un hombre o una mujer.

Pensar por qué se haría realidad la fantasía
El por qué de una decisión tiene que ver con la motivación para tomarla. ¿Es por aburrimiento? ¿Por falta de estímulo? ¿Porque hay algo de la relación original que no llena? ¿Porque se quieren explorar situaciones diferentes? ¿Es una fantasía individual o compartida?

Reflexionar sobre el para qué
El para qué de una decisión se relaciona con los objetivos, hacia dónde queremos ir. Qué queremos sentir o lograr durante el encuentro, qué nos va a aportar. ¿Mejorar la relación original? (si hay problemas en la relación un trío no es precisamente la solución) ¿Descubrir nuevos recursos de placer? ¿Cumplir un sueño anhelado durante mucho tiempo? ¿De ambos?
La realidad muchas veces puede ser muy distinta de la fantasía
En nuestra fantasía, todo puede ser perfecto porque está creado por nuestra imaginación, pero en la realidad, cuando hay otras personas involucradas, pueden dispararse conductas y emociones inesperadas. Pueden aparecer celos, inseguridades, manipulaciones, angustias, impotencias u otros sentimientos que pueden llegar a ser contraproducentes para el desarrollo armónico del encuentro. Cada una de las personas involucradas tiene energía, sentimientos y fantasías propias e individuales de lo que puede ocurrir en dicha situación.
Las expectativas
No siempre las cosas que suceden en la realidad son como las esperamos. Cuando podemos aceptar lo que es, en lugar de lo que “debería ser”, es posible disfrutar el momento sin preocuparse por el “rendimiento” o por la anticipación de lo que pueda producirse. Es posible también apreciar lo que ocurra aunque sea diferente a lo imaginado.
Si se decide hacer realidad la fantasía, conviene hacer acuerdos previos
Sobre la base de las necesidades mutuas, conversar previamente qué vale y qué no. Es importante hacer acuerdos sobre lo que cada uno está dispuesto a aceptar, fundamentalmente si quienes toman la decisión son una pareja estable. Quiénes interactúan entre sí, cómo se manejan los espacios, las palabras y los silencios. La presencia de un tercero en un espacio que suele ser tan íntimo, con las diferentes energías que se despiertan y se movilizan, puede ser excitante o también atemorizante. Es importante ser muy explícitos en este aspecto.
Dimensionar la fuerza de la fantasía
Dentro de la fantasía todos nos enriquecemos. El juego y la creatividad que nos aporta el fantasear no ponen en riesgo nuestros principios éticos. En el caso de que algo sea “demasiado” o “sea muy poco”, siempre jugando de a dos es posible corregir, cambiar, bajar o subir la intensidad, crear espacios, palabras, imágenes, que pueden potenciar extraordinariamente la relación. Si llevamos la fantasía a la realidad, quedará un espacio vacío en nuestro lugar de fantasía; y en la realidad puede terminar empobreciendo aquello interesante que nos daba el juego de crear juntos.
Por Lic. Verónica Kenigstein
Dos nuevos grupos de iniciación al camino tántrico: Para parejas o para personas que vienen sin pareja.
Espacio de exploración del vínculo para parejas
Espacio de trabajo individual para el desarrollo del placer
(011) 4586-1070
Buenos Aires • Argentina

jueves, 10 de julio de 2008

Infidelidad: ¿la debo contar?


Quienes cometen un engaño amoroso se ven luego en la disyuntiva de tener que aclararlo con su pareja o guardar el secreto para siempre. Hay estudios que aseguran que la traición amorosa aislada no existe y quien la comete una vez es capaz de reincidir la cantidad necesaria como oportunidades tenga o quiera encontrar. Sin embargo, eso no los libera de sentirse culpables y querer explicar a sus esposas o esposos de lo cometido. Muchos opinan que mejor ser sincero y que si hay amor todo se perdona, pero es un riesgo que muchos no están dispuestos a correr. Ventajas y desventajas. He ahí la cuestión que pesa sobre una balanza que no sabe bien hacia qué sitio es mejor inclinarse.


¿Se puede vivir con el cargo de conciencia?¿Se puede destrozar una pareja de años por un error pasajero?. “Si se mantiene el engaño en secreto, se estará traicionando la intimidad de la pareja”, asegura la psicóloga española Cristina Herraez.

“Es cuestión de tiempo ya que la relación no vuelve a ser lo que era. El que miente se escuda en su farsa para recurrir una y otra vez al engaño hasta que la otra parte comienza a intuir que algo va mal. Si no se blanquea la situación, termina por descubrirse así que siempre aconsejaré que es mejor ir con la verdad y asumir las consecuencias de los propios actos aunque eso signifique la disolución de la relación que en definitiva por algo es que pasan estas cosas y hay que profundizar el porqué uno de los miembros de la pareja se decantó por tener una relación clandestina y paralela”, continúa diciendo.


Hombres y mujeres engañan por igual, pero para ellas es más difícil confesar una traición ya que es más probable que una mujer perdone un engaño a que lo haga un hombre.


Muchos especialistas opinan que un desliz ocurre cuando de manera inconsciente se intenta solucionar un problema de pareja. “No creo en que un engaño sea el intento disfuncional para estabilizar un matrimonio. Si una pareja tiene un problema debe hablarlo y no buscar emergentes que nada bueno traen consigo para solucionar una crisis”, comenta la especialista.


Sin embargo, hay otros profesionales que opinan que no siempre decir la verdad es la mejor opción. “Si es una aventura pasajera, ¿qué pasa con los hijos que se tengan en común?, ¿los años de convivencia, los conflictos por los que se han atravesado juntos?, ¿los proyectos en común?. Todos los seres humanos cometen errores y el tener un amorío puede ser lo mismo que cualquier otra traición que sí se perdona”, sostiene el psicoanalista mexicano Antonio Egarza, quien coordina varios grupos para divorciados de los cuales muchos se arrepienten por haber confesado la verdad a sus parejas ya que ahora se encuentran solos.

Según el profesional, la mujer es más proclive a perdonar infidelidades esporádicas como por ejemplo, las que se pueden mantener con prostitutas, pero rara vez asumen que su marido pueda tener una amante fija de por vida con la que tengan que compartir bienes afectivos y materiales. En el caso del hombre, éste no suele perdonar ningún tipo de infidelidad ya que el daño a su orgullo y fidelidad han sido expuestos y menospreciados de la manera más cruel haciendo mella en su autoestima.


Ventajas de decir la verdad:
- Se apuesta por la confianza y el entendimiento de la pareja.
- Poder reorganizar la relación desde otro punto de partida más saludable y sincero.
- Entender, muchas veces con la ayuda de un profesional y con la contribución de la terapia de pareja, el por qué se ha llegado a cometer la traición.
- Apostar por la comunicación y demostrar que se está arrepentido.
- Sentimiento de alivio.


Desventajas de la confesión:
- El cargo de conciencia que implica mantener un engaño en secreto.
- Asumir el riesgo de una posible separación.
- Hacerse cargo del resentimiento y el deseo de venganza del perjudicado. No todos toman una infidelidad de igual manera. Si la persona es violenta o rencorosa hay que tener sumo cuidado.
- Separación de la familia, si se tienen hijos, más gente se verá implicada.


Contar una infidelidad no siempre es el final, sino el comienzo. Una pareja se puede rehacer con nuevas reglas. Las reacciones ante una infidelidad son difíciles de intuir y muchas veces los resultados son sorprendentes. Aquellos que pensaban que jamás podrían perdonar un engaño pueden ser los que deciden continuar con la relación y dar vuelta a la página, mientras que para otros resulta imposible de llegar a una actitud así. La decisión, sea cual sea, debe ser meditada por ambos y en el clima más ameno posible, para evitar continuar dañando lo que siempre en primera instancia, parece estar derrumbado por completo.




Cómo hacerlo toda la noche...


Muchos hombres no están al tanto de que la eyaculación y el orgasmo son dos cosas separadas. Y esto es así porque en la mayoría de los casos ambos ocurren en forma simultánea.
Pues bien, todo eso está a punto de cambiar. Hoy estás a punto de aprender cómo llegar al punto de la eyaculación, pero sin terminar, y aun así experimentar orgasmos continuos.
Ten en mente que después de la eyaculación, los hombres deben naturalmente esperar un rato antes de volver a encarar la actividad sexual. Y antes de que puedas comenzar a disfrutar de tus orgasmos a granel, necesitas comprender y reconocer al dedillo las sensaciones previas a la eyaculación, de modo que puedas aprender a controlarla.

Deja de hacer lo que estás haciendo

Lo creas o no, retrasar la eyaculación aumentará las sensaciones en tu pene cuando vuelvas a reasumir la actividad. Ya sea que te estés masturbando o teniendo sexo, mientras más a menudo interrumpas la acción antes de la eyaculación, mejor será el resultado final.
Ten en cuenta, no obstante, que si retrasas tu respuesta eyaculatoria con demasiada frecuencia, podrías comenzar a sentir una sensación de dolor y cansancio en los músculos de la zona.
Desde luego, una vez que te decidas a terminar, el orgasmo será uno de los más deliciosos que hayas tenido, a la vez que la cantidad de semen expelida también aumentará considerablemente.

Orgasmos continuos
Antes que nada, ten en mente que posiblemente no seas capaz de controlar la eyaculación porque no estás acostumbrado a detenerte en el momento inmediato anterior. Sin embargo, con un poco de práctica y ejercicio, serás capaz de alcanzar nuestro objetivo.
Intenta...
· Aprender a separar la sensación del orgasmo de la sensación de la eyaculación.
· Contraer tu músculo pubococcígeno (músculo PC).
· Respirar en forma lenta y profunda en medio de la actividad sexual.
· Asumir el control mental sobre tus órganos.
· Calcular cuán cerca de la eyaculación puedes llegar antes de hacerlo.

Ahora sí, esta es la forma de retrasar tu respuesta eyaculatoria para asegurar orgasmos continuos y experimentar un final extremadamente placentero.

Sexo lento

Ya sea que estés embistiendo o estés siendo embestido, tu objetivo debe ser aminorar la marcha del acto sexual para destacar las sensaciones. Busca deleitarte con las sensaciones que sólo pueden producir los movimientos lentos.

Interrumpe la sensación

Ya sea que te estés masturbando o penetrando a una mujer, detén toda estimulación a tu pene cuando sientas que te aproximas a la eyaculación de modo que éste tenga la posibilidad de recuperarse a partir de esa interrupción.
Una vez que la sensación se haya desvanecido, comienza a embestir nuevamente hasta que vuelvas a sentir que se aproxima la sensación. Una vez más, interrumpe la estimulación. Continúa con este método unas cuatro veces más hasta permitir finalmente la eyaculación.

Relaja y contrae tus músculos

En combinación con el método anterior, cuando sientas que estás por terminar y detengas la estimulación, relaja todos los músculos de tus órganos sexuales. Respira profunda y pausadamente.
Una vez que tus músculos se encuentren relajados, contrae tu músculo PC durante un minuto o dos antes de volver a la carga.
Disfruta de los orgasmos

Cuando te detengas y vuelvas a comenzar contra la respuesta eyaculatoria, tus testículos se hincharán y vibrarán, resultando en un orgasmo.
Una vez que consigas dominar los pasos recién mencionados, comenzarás a sentir ese sentimiento eufórico conocido como orgasmo. Mientras que continúas acercándote al momento de la eyaculación, detén la estimulación, relaja tus músculos, contrae el músculo PC, y continuarás disfrutando de sensaciones orgásmicas.

Tiempo de terminar

Ahora sí, puedes terminar. Si bien solemos acelerar el ritmo de la actividad sexual cuando estamos por terminar, cabe señalar que lo mismo sería aminora la marcha o mantenerla; la sensación será la misma.
Aprende a apreciar los procesos interiores de tu cuerpo. Una vez que comiences a apreciar las sensaciones exacerbadas que se producen al retrasar la eyaculación, tu vida sexual dará un vuelco de 180 grados.


Fingir en la cama: ¿sí o no?


Por Lic. Verónica Kenigstein

Un orgasmo es una sensación muy placentera en la cual toda la energía sexual acumulada durante la fase de excitación, se libera a través de una fuerte contracción y espasmo cuyo próximo paso es una profunda relajación. En el caso de las mujeres, luego de un orgasmo suele existir la necesidad de conexión profunda con la persona con quien está. Es un momento importante, de satisfacción y plenitud en el encuentro sexual. Lamentablemente, y aunque parezca poco lógico, hay mujeres que por diversas razones deciden fingir que han alcanzado esta sensación de clímax. Según algunas estadísticas, todas o casi todas las mujeres alguna vez han fingido un orgasmo, cosa con la que, personalmente, no estoy de acuerdo.En realidad es interesante preguntarse cuáles motivaciones llevan a una mujer a negarse esta posibilidad de placer. Entre las respuestas más habituales se encuentran:

  • no quiero herir a mi pareja.
  • ya estaba cansada, quería irme a dormir
  • me da vergüenza tardar tanto
  • él me presionaba y quería satisfacerlo.


El orgasmo femenino tiene algunos signos sutiles y casi imperceptibles, que sólo algunos hombres están preparados para detectar, por eso se le hace tan difícil a la mayoría descubrir si la explosión de placer de su compañera es real o fingida. La vulva, vagina y útero tienen contracciones rítmicas, la respiración sube de ritmo e intensidad, algunas partes de la piel se ponen rojas, y en algunas ocasiones, hay sacudidas espasmódicas del cuerpo. La única forma real de saber si una persona ha tenido un orgasmo es preguntándole (los hombres también pueden fingir un orgasmo).En la mayoría de los casos, las mujeres necesitan estímulo adicional del clítoris para lograr la experiencia orgásmica, además de la penetración. Además, se hace necesario haber establecido un vínculo de confianza que le permita entregarse a sus sensaciones y abandonar el control.El problema de fingir radica en que la mujer se está perdiendo una posibilidad importante con respecto a su sexualidad que tiene que ver con su satisfacción, su placer y su salud. La descarga orgásmica es necesaria para completar un ciclo energético natural, vital y saludable. La dificultad de completar este ciclo, a la larga puede generar disfunciones en la salud tales como dolores de cabeza, mal humor, puede ser una de las causas del síndrome pre-menstrual, entre otras molestias. Lo que ocurre al anular la descarga mediante el orgasmo es similar al circuito del estrés, donde hay una congestión y una acumulación de adrenalina que, al no evacuarse, nos deja en un estado de presión e insatisfacción permanente, con su correlato corporal.Por responder a una presión externa de su compañero (y a veces propia) originada en su necesidad de “demostrar” su habilidad como amante, muchas veces se pierde el sentido del encuentro.

La velocidad y la presión por conseguirlo son los peores enemigos del orgasmo femenino. Es como si ella quisiera tener un orgasmo “para él”.Cómo fingir un orgasmo sin engañarte a ti mismaLa única persona a la que realmente una mujer engaña al fingir un orgasmo, es a sí misma. Te propongo reflexionar sobre esta realidad e invitar a tu pareja a conversar sobre el tema para encontrar juntos la forma más placentera de relacionarse.Es importante poder mantener abiertos los canales de comunicación que permitan explorar a ambos las formas más efectivas de lograr placer. Pedir lo que a cada uno le gusta, escuchar lo que la otra persona pide sin sentirse ofendido, acompañar en ritmos, presiones e intensidades y saber leer los signos de placer o displacer de la otra persona. En todo caso, fingir jugando, incorporándolo como un juego puede contribuir a estimular la excitación lo que finalmente puede contribuir a pasar a la próxima etapa y gatillar la verdadera descarga. Jugar a “como si” puede ayudar al lograr verdaderamente el “síiii”.

http://www.senderosdelplacer.com.ar/

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La vida sexual de los mayores de 70 años ha mejorado

Según un estudio sueco, una mayor proporción de septuagenarios dice tener muy buenas relaciones sexuales. Además, más mujeres confesaron haber tenido un orgasmo.
Los septuagenarios que tienen una vida sexual activa son cada vez más, y en concreto las mujeres de esa franja de edad parecen particularmente satisfechas, según un estudio efectuado en Suecia y publicado hoy por el British Medical Journal.
Los investigadores de la Universidad de Goteborg, dirigidos por Nils Beckman, estudiaron los resultados de entrevistas realizadas a septuagenarios en distintas épocas: 1971-72, 1976-77, 1992-93 y 2000-2001. En total, 1.500 personas, heterosexuales, fueron interrogadas sobre su vida sexual.
Entre 1971 y 2001, el número de septuagenarios de ambos sexos que tiene vida sexual activa aumentó: del 52 al 68% en el caso de los hombres casados o que viven en pareja, del 38 al 56% para las mujeres casadas o en pareja, del 30 al 54% para los hombres no casados y del 0,8 al 12% para las mujeres no casadas.
Las relaciones sexuales también se hicieron más frecuentes: al menos una vez por semana para el 10% de los hombres sexualmente activos en 1971 y para el 31% en 2001. Las cifras son respectivamente de 9% y 26% entre las mujeres con una vida sexual activa.
Entre 1971 y 2001, una mayor proporción de hombres (57% frente al 40%) y de mujeres (52% frente al 35%) dice tener muy buenas relaciones sexuales.
También las mujeres que aseguran haber tenido orgasmos son muchas más (83% de las sexualmente activas en 2001 frente al 59% en 1971), al igual que son menos las que dicen no haber tenido uno nunca (6% frente al 41%).
Sin embargo, hay más hombres que confiesan haber mantenido una relación poco satisfactoria. Para los autores del estudio, la explicación está en que hoy día es más fácil admitir un fracaso sexual.
Los autores del estudio destacan, además, las limitaciones de su trabajo y apuntan a que quienes se negaron a responder a las preguntas, más numerosos en 2000-2001 que treinta años antes, podrían ser precisamente quienes no tienen una vida sexual satisfactoria.
Fuente: AFP

miércoles, 9 de julio de 2008

Mantener relaciones sexuales previene la disfunción eréctil

Un estudio sostuvo que los hombres que mantienen menos de una relación sexual semanal tienen el doble de posibilidades de sufrir este problema que quienes lo hacen.
Una mayor frecuencia de relaciones sexuales reduce los riesgos de padecer de disfunción eréctil en hombres adultos, según un estudio finlandés publicado en la edición de julio del American Journal of Medicine.
Según investigadores del Departamento de Urología del hospital universitario de Tampere, los hombres que mantienen menos de una relación sexual semanal tienen el doble de posibilidades de sufrir problemas eréctiles que quienes hacen el amor una vez a la semana.
Los científicos encontraron que 79 de cada 1.000 hombres con menos de un encuentro sexual semanal tienen problemas de erección, un mal que afecta a 32 de cada 1.000 entre quienes hacen el amor al menos una vez por semana. Y la tasa de disfunción eréctil cae a 16 por mil cuando tienen relaciones sexuales tres o más veces en la semana.
Para las observaciones, realizadas durante cinco años sobre 989 hombres de entre 55 y 75 años en Finlandia, se tomó en cuenta otros factores que pueden provocar problemas eréctiles, como las enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, depresión).
"Las relaciones sexuales regulares cumplen un papel importante en la protección de la función eréctil en los ancianos", aseguró Juha Koskimaki, coautor del estudio.
Fuente: AFP

sábado, 17 de mayo de 2008

Foro "Masculinidades y violencia de género:¿Atrapados sin salida?" Compartiendo visiones y experiencias

Viernes 20 y sábado 21 de junio del 2008
Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú
Av. Camino Real 1075 San Isidro - Lima


INTRODUCCIÓN.

La violencia de género no es un problema que solamente compete al ámbito privado. Por el contrario, es la muestra de las inequidades existentes en las relaciones de género en nuestra sociedad. El uso de la violencia es la expresión del poder mediante la fuerza física, verbal, sexual, psicológica, política o económica; afectando de manera negativa la integridad física y/o psicológica en las relaciones interpersonales, o anulando el potencial de realización colectiva si se trata de violencia social o política[1].

Los trabajos e investigaciones de género en tiempos pasados han sido realizados y analizados por mujeres y para intervenciones con mujeres. En los últimos años se busca lograr relaciones igualitarias entre hombres y mujeres. Pese a ello, poco ha sido el trabajo en género y en violencia realizado específicamente con población masculina. Considerando que ser más masculino consiste en tener una serie de cualidades que lo diferencian de lo femenino; ser sexualmente más activo, ser capaz de competir con otros varones, proveer económicamente al hogar y contribuir al bienestar común da prestigio social
[2].

En este contexto, INPPARES y el Comité Interinstitucional del Proyecto MACHO, realizará el foro "Masculinidades y violencia de género: ¿Atrapados sin salida?", el cual busca reunir a diversas personas identificadas e interesadas en temas de género, masculinidades y violencia; para compartir visiones y experiencias; y reflexionar sobre la masculinidad hegemónica como una de las principales causas de la violencia de género.
OBJETIVO GENERAL:
Contribuir a la reflexión sobre masculinidades y violencia en nuestro país, compartiendo visiones y experiencias de campo que permitan promover y fortalecer las iniciativas sobre el tema.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
· Generar debate, reflexión y recojo de experiencias sobre el trabajo en masculinidades y violencia de género
· Motivar la creación de alianzas y redes a nivel interinstitucional, con el fin de trabajar en los diferentes campos de las masculinidades y género, con énfasis en la temática de violencia de género
· Publicar una edición compilatoria de las diferentes exposiciones, participaciones y debates del Foro, con el fin de generar fuentes documentadas para investigaciones en temas de masculinidades y violencia de género.
PÚBLICO OBJETIVO:
Se espera reunir 180 personas que reúnan el siguiente perfil:
Personas que trabajen temas de género, violencia, derechos sexuales y reproductivos
Estudiantes de las ciencias sociales, de la salud y de otras áreas que estén relacionadas al tema de las masculinidades y violencia de género.
Investigadores de las ciencias sociales, de la salud y de otras áreas que estén relacionadas al tema de las masculinidades y violencia de género.
Medios de comunicación en general.

Modalidad de participación: Libre y gratuita, previa inscripción y selección a través de la ficha que se adjunta a este correo. Se recibirán las solicitudes de inscripción hasta el 6 de junio del 2008 al siguiente correo proyecto.macho@gmail.com. Un comité interinstitucional se reunirá para evaluar las solicitudes y comunicar a los participantes su selección

ORGANIZADORES:
Organizadores: Proyecto MACHO - INPPARES
Co-organizan: Comité Técnico Interinstitucional del Proyecto MACHO[3]
Auspicio académico: Escuela de Post Grado de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Auspicia: IPPF / RHO Federación Internacional de Planificación de la Familia
PROGRAMA Y MODALIDAD DEL FORO
Viernes 20 de junio
5:00 pm.m a 8:00 p.m.
Conferencias:
· "Masculinidad y Salud: Estrategias para comprender, atender e involucrar a los hombres en Salud Sexual y Reproductiva - Proyecto MACHO"
· "Experiencias de trabajo y cooperación internacional en masculinidades en la región"
· "Conceptos básicos sobre masculinidades, género y violencia"

Sábado 21 de junio

9:30 a.m. a 12:00 p.m.
Mesas temáticas:
· "Violencia hacia la pareja"
· "Incorporación de una Masculinidad Violenta en Niños, Niñas y Adolescentes víctimas de violencia"

3:00 p.m. a 8:00 p.m.
Mesas temáticas:
· "Expresiones de Violencia entre Hombres: Ejercicio del Poder Masculino"
· "Sexualidad y Violencia: ¿Poder masculino socialmente compartido?"
· "Experiencias con hombres: Abordajes de la violencia desde la salud integral"

Reflexiones Finales:
· "Desafíos para el trabajo en masculinidades y violencia desde los proyectos sociales"
· "Desafíos para el trabajo en masculinidades y violencia desde la academia e investigación"

[1] Miguel Ramos Padilla (2006), Masculinidades y violencia conyugal: Experiencias de vida de hombres de sectores populares de Lima y Cusco. Lima: FASPA/UPCHP
[2] Norma Fuller (2002), Masculinidades Cambios y permanencias. Lima: Fondo Editorial PUCP
[3] Instituciones del Comité Organizador del Foro: Aldeas Infantiles SOS, Proyecto ¡Sí podemos!, Alma Chalaca, AGTR La Casa de Panchita, Amnistía Internacional, Calandria Asociación de Comunicadores Sociales, Centro de Formación Integral, Centro Juvenil Futuro, Instituto Runa de Desarrollo y Estudios de Género, MHOL, Movimiento Manuela Ramos, Programa Clínica del Hombre, PROSA, Universidad Ricardo Palma.
Solicitar ficha de inscripción a proyecto.macho@gmail.com o cmartine@inppares.org.pe

viernes, 9 de mayo de 2008

Los Grandes Ideales del Pene


Lic. Ruben Campero
En estas líneas vamos a referirnos a un órgano que se encuentra en el cuerpo de los varones biológicos, un órgano que tanto ha dado que hablar a esta cultura occidental: el pene. Hagamos un breve ejercicio: primero pensemos en los nombres que se usan para llamar al pene; luego en aquellos que usamos para llamar a los genitales externos de la mujer, la vulva; por último, pensemos en los que se utilizan para denominar al ojo humano, e intentemos darnos un minuto antes de seguir leyendo...


LOS NOMBRES DEL PENE

¿Qué descubrimos a partir de nuestro ejercicio? Es muy posible que hayamos caído en la cuenta de que manejamos más nombres para pene que para vulva y que, por alguna “curiosa” razón existen más expresiones populares para nombrar a los genitales que a otras partes del cuerpo humano.

Al parecer, la carga erógena que los genitales poseen, así como las valoraciones sociales y afectivas que les damos, hacen que proliferen los sinónimos para nombrarlos. Ahora bien, ambos genitales no parecen tener el mismo estatus valorativo, ya que por algo el pene se lleva la mayoría de los galardones a la hora de ocupar un lugar destacado en el lenguaje.

Sigamos ejercitando nuestras neuronas: pensemos ahora en los nombres que conocemos para llamar a una relación sexual... Tal vez algunos nos causen gracia, otros nos avergüencen, y tal vez algunos nos evoquen sentimientos eróticos de diferente intensidad. ¿Qué nos dicen estas diferentes formas de llamar a una relación sexual...?

La mayoría de las expresiones hablan de un coito vaginal entre dos personas, y además de transmitirnos una idea exclusivamente genital, heterosexual y monógama, también indican que concebimos estas relaciones como actos en los cuales siempre está presente el pene: la idea de penetración se trasluce en expresiones tales como “clavar”, “ensartar”, “serruchar”, “ponerla” (1), y colocan al pene como órgano ineludible para concebir un acto sexual.


EL PENE VALORADO

¿Qué moviliza este órgano, para que las distintas jergas lingüísticas lo recojan de tan diversas maneras? Para muchas producciones culturales, entre ellas el lenguaje, el pene ocupa un lugar preponderante. Históricamente, los cultos fálicos en Egipto, Grecia y Roma, entre otras civilizaciones, nos hablan de la importancia que muchos pueblos han dado a este órgano, como símbolo de fecundidad y “potencia” sexual.

En la educación que se recibe en la familia, los varones desde que nacen aprenden a valorar su pene de forma particular. El órgano frecuentemente es celebrado y festejado, por ejemplo cuando se le cambian los pañales al bebé y manifiesta erecciones o micciones sorpresivas, o mediante bromas sobre el tamaño del pene del recién nacido en un intento jocoso de establecer patrones hereditarios diciendo que “es igualito al padre”.

No falta por cierto algún padre o madre que juguetee con el pene de su hijo y le diga “¿para quién es esto? ¿para las nenas?”, en precoz y compulsivo entrenamiento no solo en la valoración del pene, sino también en la enseñanza de la heterosexualidad como valor propio y exclusivo de la masculinidad hegemónica.

Conforme crecen, los varones toman contacto con un mundo lingüístico en donde el pene ocupa el lugar de objeto deseado y símbolo de poder, y por tanto como herramienta para producir no solo “el” placer de muchas personas, sino también distintas formas de sometimiento.

El niño se socializa en un lenguaje donde el pene aparece no solo en expresiones eróticas, sino también en diferentes formas de insulto y degradación que colocan a otras personas en el lugar de penetradas por ese pene con poder, de maneras reales y simbólicas. Ejemplos de esto aparecen en expresiones como “hoy el jefe me sentó en la máquina”, o “me están cogiendo (2) con la cuota del banco”, o “éste se la come doblada”, etc., etc., etc. Ese poder que simboliza el pene, lo que llamamos falo, muchas veces aparece en dichos y prácticas cotidianas, en expresiones de poder aparentemente alejadas de la sexualidad.


EL PODER FÁLICO TIENE SUS COSTOS

Este poder no resulta gratuito para quienes portan el pene: tener ese órgano valorado por la cultura requiere estar a la altura de las expectativas. Parece que hay que tener un pene de determinadas dimensiones y hacerlo funcionar siempre con erecciones potentes y perdurables para dar cuenta de la “potencia”. Es necesario penetrar para “plantar bandera” en aquellos terrenos colonizados en nombre de ese poder fálico y, por supuesto, para alejar fóbica mente la temible amenaza de terminar siendo el cuerpo penetrado por otro pene. En definitiva, estar “siempre listo” más allá de los deseos y afectos específicos que ese varón esté viviendo.

La educación sexual falocéntrica recibida por los varones hace que habitualmente se construya una idea de desempeño sexual exitista, cuantitativa y competitiva, centrada en la erección y la penetración. Esto provoca que muchos de ellos queden, en realidad, vulnerables ante cualquier “falla” que puedan vivir, y hace que consulten angustiados para que se les “reestablezca” ese funcionamiento más bien automatizado, o para agrandar las dimensiones del pene y así estar a la altura del modelo idealizado que han construido en sus cabezas.

La industria se nutre de estas inseguridades masculinas y las refuerza con la publicidad, y está también “siempre lista” para ofrecer miles de tratamientos rápidos con los cuales recobrar la potencia y aumentar los centímetros con cirugías, cremas y aparatos fantásticos y prometedores.

Los costos de portar un órgano tan idealizado hacen también que muchos varones construyan una imagen corporal parcializada, por lo que las relaciones sexuales solo involucran la zona pélvica en detrimento del resto del cuerpo. Esa imagen impide la erotización de toda la piel para “sentir” y entregarse al encuentro, ya que “entregarse” se relaciona con la “pasividad”, y para el portador del órgano activo y poderoso esa empresa parece estarle vedada.

Aún así, poco a poco van manifestándose varones que se rehúsan a seguir pensando que su sexualidad solo pasa por lo que tienen entre las piernas, que intentan explorar las zonas erógenas de todo su cuerpo, que se animan a viajar por otras posibilidades de erotismo. Son varones que ponen entre paréntesis las exigencias del poder fálico, para lanzarse a vivir una sexualidad más humanizada e integradora.


Lic. Ruben CamperoPsicólogo – Sexólogo – Comunicadorrucabal@adinet.com.uy

Montevideo - Uruguay

Artículo publicado en Revista “Factor Solidario” , Montevideo, Mayo 2007

(1) Expresiones propias de la jerga popular rioplatense para referirse a una relación sexual.

(2) También en la jerga rioplatense la palabra “coger” se utiliza para llamar al acto de penetrar.

martes, 15 de abril de 2008

El Dilema del Prisionero


Por: Eduardo Abusada Franco

¿Derechos humanos?
El hecho de ser privado de la libertad no implica en ningún modo negar la condición de ser humano al prisionero. El Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos establece en su artículo 10 que, "Todas las personas privadas de su libertad serán tratadas con humanidad y con el respeto inherente a la dignidad de la persona humana".
Sin embargo, las condiciones evidentes de sobrepoblación provocan un hacinamiento en el que se hace imposible que los internos puedan vivir en condiciones dignas. La alimentación y atención médica escasean. En estas condiciones de vida, enfermedades como la disentería y la tuberculosis, así como el SIDA, se propagan rápidamente. Muchas de estas enfermedades son prevenibles, pero la administración penitenciaria no se da abasto. En Nairobi, Kenia, por ejemplo, mueren al año 100 prisioneros en espera de juicio, muchos a causa de desnutrición y asfixia.
No sólo las enfermedades causan muertes. La situación de Kenia se repite en nuestro continente, pero se agrava por los actos violentos cometidos tanto por los propios internos como por el personal que los resguarda. En Venezuela -donde la sobrepoblación llega hasta 400% en algunas prisiones-, en el año 1994 murieron 274 internos a manos de otros prisioneros.
En agosto de este año, al menos 30 presos murieron en Guatemala por enfrentamientos entre pandillas. Las bandas rivales conocidas como "Mara 18" y "Mara Salvatrucha" llevan a acabo una lucha sin cuartel, utilizando armas de fuego, granadas y machetes. La autoridad penitenciaria no puede controlar estos enfrentamientos. En setiembre del presente año, 12 menores resultaron heridos en el Centro Correccional para Menores "Los Gorriones", por batallas entre los "mareros".
En el año 2003, sólo en Buenos Aires murieron hasta 139 reclusos, además de haber 3,399 heridos. La cifra de los muertos seguirá creciendo no sólo por las enfermedades y enfrentamientos, sino también por los constantes suicidios sospechosos e incendios ocasionales. También se ha denunciado muchos casos de tortura por parte de las autoridades, quienes son permisivos con esta violencia entre los presos, e incluso también la provocan. Por ejemplo, en el primer semestre del 2004, la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires recibió 437 denuncias por casos de tortura cometidos contra menores internos. Desde el año 2000, se ha denunciado 3,914 casos ante esta misma corte.
Además de estos atropellos a los derechos humanos, cabe resaltar el auge de las prisiones privadas que está surgiendo en los Estados Unidos, donde hay 2 millones de reclusos (el 25% de todos los presos del mundo). En estos lugares, los prisioneros -en su mayoría negros y latinos- son obligados a trabajar por salarios ridículos que llegan en algunos casos hasta US$ 0.17 por hora. Las grandes corporaciones como IBM, Motorola, AT&T, Microsoft, Macy´s, Hewlett-Packard, etc., son asiduos clientes de esta mano de obra casi gratuita.
La ley de los sin ley
La ley oficial ha sido reemplazada por la ley de los presos. En el Penal de Lurigancho, en Perú, entre 1987 y 1992, la autoridad penitenciaria se retiró del interior del penal, resguardando sólo el perímetro. El establecimiento quedó abandonado a la ley del más fuerte. Es especialista en criminología y Capellán del penal, José Luis Pérez Guadalupe, se dedicó a investigar lo que pasaba dentro.
Pérez Guadalupe descubrió que los internos habían creado una compleja red de autogobierno, que retrataba básicamente las reglas del mundo del hampa fuera del penal. Esta misma situación se produce en las principales macro cárceles de Chile, Argentina, Bolivia y Brasil. Así, en el Perú son los "Taitas" quienes comandan las cárceles; en Chile, los jefes de "cuadrilla"; en Argentina, los dueños de "ranchada"; y en Brasil, los "malandros", reinan en la cárcel.
Como vemos, en toda América Latina, el personal penitenciario es insuficiente para controlar las cárceles. En Honduras, por ejemplo, hay 46.3 presos por cada funcionario. No sólo este es un problema, sino también el costo por recluso. En Brasil, el costo anual de manutención por cada interno es de US$ 4,400.
La solución no está en construir más cárceles ni endurecer las penas. Durante su campaña presidencial en Chile, el candidato de la derecha, Joaquín Lavín, quien trabajó para el régimen dictatorial del genocida ex General Augusto Pinochet, propuso construir una isla-cárcel al mejor estilo de Alcatraz. Propuestas como las de Lavín olvidan que no se trata de falta de vacantes en las cárceles, sino que están sobre pobladas por gente que ha cometido delitos menores, y de los que la gran mayoría no han sido siquiera sentenciados.
Así, en la provincia de Buenos Aires, el 89% de los detenidos está a al espera de sentencia. En la Unidad N°1 de Olmos, en el 2004, sólo el 3.9% había recibido sentencia. También en Lima, 7,905 están detenidos por tráfico ilícito de drogas y sólo 2,306 están sentenciados; mientras que 5,599 esperan ser procesados por un Poder Judicial que avanza con pies de plomo. La justicia no sólo es ciega -aunque parece ser que mira por un ojo-, sino también coja.
No se trata de meter a todos a la cárcel, hacer de los delincuentes menores cabezas de turco. Las cárceles son como universidades del hampa: Entran por un delito leve y se gradúan de delincuentes avezados. Si queremos combatir este asunto debemos asumir propuestas como la del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que se basan sobre una reforma social y estructural. Es decir, que hay que prevenir la criminalidad. ¿Cómo? Combatiendo la pobreza y los focos de violencia desde la edad infantil para que los jóvenes no opten por el camino delictivo, para que tengan otras alternativas laborales y económicas.

foto: rpp noticias

Piden sanción a futbolistas de San Martín: Mario Leguizamón y Roberto Silva



NOTA DE PRENSA

DEFENSORÍA DEL PUEBLO Y ORGANIZACIONES DE SOCIEDAD CIVIL
Piden sanción a futbolistas de San Martín



Defensoría del Pueblo y organizaciones de la sociedad civil, condenaron una vez más las agresiones verbales hechas por el futbolista uruguayo Mario Leguizamón , en contra de la árbitra de fútbol Silvia Reyes, miembro activo de la Asociación Profesional de Árbitros del Perú.

Mediante oficio enviado a Álvaro Barco, Gerente Deportivo del Club Universidad San Martín de Porres, la Adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, Eugenia Fernán-Zegarra, expresó que tanto las declaraciones de Mario Leguizamón como las de Roberto Silva contienen un sentido sexista, denigrante y violento que contribuye a perpetuar la discriminación por razón de sexo en todas sus formas y espacios.

Por otro lado, una de estas organizaciones que se pronunció públicamente al respecto es el Instituto Peruano de Paternidad Responsable – INPPARES. Precisamente Fernando Cisneros, coordinador del Proyecto MACHO de la referida entidad, señaló que “es necesario condenar todo tipo de violencia ejercida por los hombres a las mujeres, en función que se asume que las mujeres son más débiles o menos inteligentes”.

Asimismo, Cisneros señaló a la Federación Peruana de Fútbol, la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional y la Agremiación de Futbolistas Profesionales; que las organizaciones miembros del comité del Proyecto MACHO, se mantendrán vigilantes ante situaciones similares, pues “rechazamos la discriminación de género en todos los espacios, en este caso en el fútbol, que por mucho tiempo fue un espacio exclusivamente para hombres. Promovemos la equidad de género y los derechos humanos de todos y todas”.

Jesús María, abril del 2008


Comité Técnico Interinstitucional del Proyecto MACHO

Los hombres tienen miedo de hacerse las pruebas necesarias


México DF, abril 9 de 2008 (Rocío Sánchez/NotieSe).- La incomodidad del examen de tacto rectal y el miedo a un diagnóstico desfavorable en las pruebas de sangre son los principales factores que impiden que los hombres estén al pendiente del cáncer de próstata. Por esto, la organización civil Conocer para Vivir lanzó la campaña “Lucha contra el cáncer de próstata. Los machos no temen”, cuyo vocero es el luchador Marco Corleone.

El objetivo principal es motivar, mediante la virilidad de un luchador, a los hombres de 45 años y más a que se realicen la prueba de sangre que mide el antígeno prostático. Para ello, Conocer para Vivir donará 100 pruebas a personas de escasos recursos y proveerá de información a la población general.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, el cáncer de próstata es el segundo que más afecta a los hombres de 65 y más años de edad; según el Registro Histopatológico de Neoplasias Malignas, en 2001 fallecieron en México, cerca de once hombres por día, entre los 50 y 60 años de edad, a causa de este cáncer.

El estadounidense Marco Corleone, luchador del Consejo Mundial de Lucha Libre, se involucró en esta causa cumpliendo uno de sus “propósitos de año nuevo”, pues su madre murió de cáncer el año pasado. “Por eso, cada que pueda ayudar en esta causa, lo voy a hacer”.

Corleone, de dos metros de estatura y más de 120 kilos, reconoce que también él tiene miedo de las revisiones médicas y entiende que muchos hombres no quieran hacerse las pruebas necesarias porque temen que el resultado sea malo. “Siempre piensas lo peor, pero es importante porque si tienes cáncer es bueno que lo sepas más temprano”, comentó, en entrevista con NotieSe.

“Vencer el miedo es lo difícil, la prueba es más fácil”, dijo respecto a la medición del antígeno prostático, que solo requiere una pequeña muestra de sangre que se obtiene del brazo o de un dedo de la persona, y toma solo unos minutos. En caso de que el resultado sea elevado, será necesario hacer un tacto rectal para detectar cualquier anormalidad en el tamaño o forma de la próstata.

El luchador técnico adelantó que como parte de la campaña planea hacer presentaciones personales en centros comerciales, una conferencia y otras actividades que permitan difundir la información y alentar a los hombres a hacerse la prueba. “Esta campaña es para todos: primero información para todos, luego pruebas para muchas personas y después, a quienes ya tienen cáncer también podemos ayudarlos”.

Conocer para Vivir se formó como organización civil hace cuatro años y se dedica a brindar información y realizar actividades para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con cáncer y sus familias, además de brindar asesoría médica, psicológica, tanatológica y legal.

Marco Corleone entiende la dificultad que enfrentan algunos hombres para superar el miedo. “Las mujeres por lo menos se lo pueden decir a una amiga, pero los hombres siempre hacemos como que somos muy fuertes y como que nada nos da miedo”. No obstante, ve como una oportunidad el acudir al médico para anticipar el cáncer de próstata, ya que después es probable que se tenga menos temor de ocuparse de otros aspectos de la salud.

Para más información sobre la campaña “Lucha contra el cáncer de próstata” u otras de las actividades de Conocer para Vivir, está disponible la página web http://www.conocerparavivir.com/.

lunes, 10 de marzo de 2008

SEXUALIDAD MASCULINA, EL DESEO ESCINDIDO


Por Ivonne Szasz

Profesora de El Colegio de México
Hasta antes de los años ochenta, en los que se inició el desarrollo de los estudios de género, el pensamiento feminista definía la sexualidad masculina como agresiva, codificadora de las mujeres, dominadora y opresiva, considerando a las mujeres como víctimas y objetos de esta sexualidad masculina. Destacaba la presencia de un doble estándar de moral sexual, que estimula en los varones la actividad, la diversidad de parejas y de experiencias y la expresión pública de su iniciativa sexual, mientras exige a las mujeres la conducta contraria.1
El desarrollo de los estudios de género, y en particular de los estudios de masculinidad, ha permitido pensar que existe una permanente tensión y confusión en los varones entre sus deseos sexuales y los operativos de dominación, que generan fantasías y formas de conducta opresivas para las mujeres.1
Aunque las definiciones de masculinidad cambian constantemente de una cultura a otra, en el tiempo y según clases, razas, etnias, preferencias sexuales y etapas en la trayectoria de vida, los hombres de diversas culturas tienen en común la necesidad de demostrar permanentemente su virilidad.2 De esta manera, lo que una cultura define como el comportamiento sexual apropiado para los varones requiere ser usado para demostrar su virilidad, independientemente de sus deseos y preferencias, en una permanente tensión entre el deseo de placer y el de poder.

Imagen, conquista y rendimiento sexual
Seidler se refiere a tensiones entre los deseos de los varones y la construcción occidental de la masculinidad, que se expresan en su sexualidad. Junto con la noción de la sexualidad, como una "necesidad irresistible", que es expresión de la "naturaleza animal" de los humanos, la modernidad occidental protestante proclama el dualismo cartesiano entre mente y cuerpo e identifica la masculinidad con la racionalidad, situando al cuerpo como una entidad separada, que necesita ser controlada por la mente, entrenada y disciplinada.3
Al mismo tiempo, los varones insertos en esta masculinidad dominante crecen con la idea de la sexualidad en términos de conquista y rendimiento, como una manera de probar su masculinidad frente a los pares, y no en relación con sus deseos y emociones. De esta manera, los varones se sienten acosados por el temor a la intimidad y el temor al rechazo y tienden a separar la sexualidad del contacto y las emociones.3
El aprendizaje del autocontrol racional de sus emociones y sentimientos, aparece como necesario para alcanzar la autonomía e independencia que requiere el ser masculino. Puesto que la razón se sitúa en oposición a la naturaleza, y la sexualidad se piensa como parte de esa naturaleza, la superioridad masculina se construye controlando la propia sexualidad. En esta construcción de la masculinidad, las mujeres son identificadas con lo irracional --las emociones, la sexualidad, la naturaleza-- pero al mismo tiempo se niega la autonomía de sus propios deseos sexuales. Son objeto del deseo masculino, provocadoras de su descontrol, responsables de la excitación masculina.3
Para demostrarse a sí mismos y a sus iguales que son hombres, los varones usan el lenguaje para defender su imagen y no para expresar sus necesidades emocionales, de esta manera, les resulta difícil conciliar la manera de comportarse con otros varones y la forma de relacionarse íntimamente con una mujer. Sienten que hablar de sexo es la manera más segura de matar sus sentimientos, están poco dispuestos a hablar de sus necesidades y vulnerabilidades. La ruptura entre sexo e intimidad, y la relación externa y posesiva de la mente con el propio cuerpo, convierte al sexo en un asunto de rendimiento. La inestabilidad de la identidad masculina, la necesidad permanente de demostrar y afirmar que se es hombre, genera una presión interna hacia las relaciones sexuales --independientemente de un reconocimiento íntimo de deseos-- y transforma el rendimiento sexual en una meta, un medio para demostrar y afirmar masculinidades.3

Deseo y poder
Horowitz y Kaufman proponen que la sexualidad masculina debe ser interpretada en el contexto de una sociedad clasista que reprime la polisexualidad y sobrepone la masculinidad y la feminidad al dualismo actividad/pasividad. Refiriéndose a las sociedades capitalistas, proponen que independientemente de las diferencias culturales, de clase, étnicas y generacionales, la mayoría de los hombres, en estas sociedades, tienen sentimientos confusos respecto de su sexualidad, sintiéndose atrapados entre sus deseos sexuales y las necesidades de afirmación de la masculinidad, que encierran fantasías y formas de conducta agresivas y posesivas.1
Apoyándose en el constructivismo social y el psicoanálisis, estos autores señalan a la sexualidad como un sistema socialmente construido de conflicto y tensión interna. Una de las principales tensiones presentes en la sexualidad masculina es la imposibilidad de abrigar simultáneamente deseos activos y pasivos sin que esto genere conflicto y temor. Los autores sitúan esos temores en sociedades que atribuyen un valor simbólico de actividad y poder a los genitales masculinos.
Independientemente de las relaciones entre las personas, es el conjunto de instituciones, de normas sobre la familia y el parentesco, es toda una cultura lo que enseña que ser hombre equivale a ser activo, agresivo, extrovertido, ambicioso, independiente. Oposiciones binarias tales como sujeto/objeto, actividad/pasividad, y nociones de causa y efecto se sitúan en la estructura básica de las lenguas indoeuropeas de las sociedades modernas. En ellas, la construcción social de la sexualidad reprime y suprime una amplia gama de placeres sexuales en la medida que se interiorizan las divisiones básicas de esa sociedad: masculino versus femenino, activo versus pasivo, sujeto versus objeto, normal versus anormal, clases dominantes versus clases dominadas, humano versus naturaleza.1,4
Una de esas superposiciones consiste en el proceso de codificación sexual, o reducción de las mujeres a sus cuerpos como objetos del deseo sexual masculino, así como la concentración de lo sexual en ciertas partes del cuerpo y la reducción del cuerpo de las mujeres a una de dos "funciones" posibles: reproductiva o erótica.1
Mediante este proceso, la polisexualidad se reduce a la heterosexualidad como norma y a la sexualidad genital. La masculinidad-agresión y la feminidad-pasividad se sobreponen a la división natural de los sexos. Para ser hombre se requiere dominar a la naturaleza (la sexualidad), a las mujeres y a la pasividad. Junto con la represión de la polisexualidad y la tendencia inconsciente a que el cuerpo y partes del cuerpo representen a la persona objeto del deseo, fragmentando a esa persona en partes y procesos componentes, se agrega la definición social de las mujeres en relación con ciertos atributos físicos, que son objeto de deseo sexual.1

Afirmación masculina, búsqueda incesante
Otra supresión consiste en la represión de la pasividad en los hombres, que conlleva la represión de la ternura y la receptividad masculina, así como la represión de la actividad sexual en las mujeres. "La estructura de la masculinidad es inseparable de una feminidad proyectada, adorada, despreciada y temida que existe como su opuesto.1 " La masculinidad, como objeto escurridizo e inalcanzable, se confirma teniendo como reflejo opuesto a una feminidad dominada. Y la confirmación de la masculinidad, en una sociedad basada en el género, confirma la hombría.1
El comportamiento sexual activo frente a mujeres sexualmente pasivas, así como una atracción intensa y permanente hacia las mujeres, confirman esa hombría. El varón requiere apropiarse del cuerpo de la mujer y también de su deseo y actividad. La búsqueda sexual no es solamente una búsqueda de placer, sino un intento de colmar ansiedades, de aumentar la autoestima, de confirmar la masculinidad.1

Referencias
1. Horowitz, G. y Kaufman, M. 1989. "Sexualidad masculina: hacia una teoría de liberación". En: Kaufman, M. Hombres: placer, poder y cambio. CIDAF. Rep. Dominicana.
2. Kimmel, M. 1992. La producción teórica sobre la masculinidad: nuevos aportes. ISIS Internacional. Santiago de Chile. Ediciones de las mujeres. Núm. 17.
3. Seidler, V. 1995. Los hombres heterosexuales y su vida emocional. México. Debate feminista. Año 6, Vol. 11 (abril).
4. Lamas, M. 1994. "Sexualidad y género: la voluntad de saber feminista". Ponencia presentada en el taller "La sexualidad en las ciencias". El Colegio de México.
Fuente: Letra S, 5 de diciembre de 1996
http://www.europrofem.org/contri/2_05_es/es-sex/24es_sex.htm

viernes, 7 de marzo de 2008

Los hombres que lavan los platos tienen una mejor vida sexual



Según estudio de universidad estadounidense, compartir las tareas en el hogar hace al marido sexualmente más atractivo.
Los hombres que comparten las tareas del hogar mejoran la armonía en la pareja y podrían tener una vida sexual más satisfactoria, según un estudio estadounidense publicado el jueves.
"En general, cuanto más tareas domésticas hacen los hombres, más felices están las mujeres", explicó a la AFP Scott Coltrane, sociólogo de la universidad de Riverside en California (oeste) y coautor del estudio, del cual se publicó un resumen en el sitio web de la organización Council of Contemporary Families (CCF).
"Cuando los hombres hacen más tareas en el hogar, la percepción de las mujeres sobre la equidad y la satisfacción matrimonial aumentan, y la pareja atraviesa menos conflictos", señaló el informe.
"Los sociólogos en general no nos ocupamos de esto, pero los terapeutas dicen que existe una correlación directa" entre el hecho de que los hombres realicen más trabajo en la casa y la frecuencia de los encuentros sexuales, indicó Coltrane.
Joshua Coleman, psicólogo miembro del CCF, confirmó en un comentario publicado en el sitio que el hecho de compartir las tareas del hogar "está asociado con un nivel más elevado de satisfacción matrimonial" y "a veces más relaciones sexuales también".
"Las mujeres dicen sentir más atracción sexual y más afecto hacia sus maridos si participan de las tareas del hogar", explicó Coleman.
Pero, advirtió, pasar más tiempo ocupándose de los niños puede por el contrario afectar la intimidad de la pareja, dado que "muchas parejas aumentaron el tiempo pasado con sus hijos eliminando o reduciendo considerablemente los momentos románticos", indicó Coleman.
El estudio será presentado en la conferencia anual del CCF el próximo mes en Chicago (Illinois, norte).
Fuente: AFP

http://www.peru21.com/p21online/Html/2008-03-07/onp2portada0862882.html


Fotografía: http://www.lasdivascubanas.com/images/JavierLavandoPlatos.jpg

jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre hombres, masculinidades y superhéroes

“Los dos contenedores se quitan la camisa.
Colorete, orgulloso, exhibe su pecho moreno y musculoso; Cara de Ángel, pálido y delgado, se avergüenza”
Oswaldo Reynoso – “Los inocentes”



Este ensayo trata de llevar a la reflexión sobre los procesos de construcción de la identidad de género masculina en nuestra cultura. Las diferentes exigencias que la sociedad plantea a los hombres para que puedan ser considerados como “verdaderos hombres”.

Freud en 1930 (Burin & Meler, 2000), consideraba que la cultura es una creación predominantemente masculina; y que la mayor parte de las mujeres de su tiempo no habían alcanzado un desarrollo subjetivo como para contribuir a la producción cultural. Para nadie es un secreto que nacemos en una cultura específica y pre-establecida, y que la continuidad de todas la culturas dependen de la presencia viva de por lo menos tres generaciones (Mead, 1970).
Nos encontramos en una sociedad patriarcal; es decir, en un patriarcado, donde los padres- hombres son los que dominan sobre la mujer, siendo este un sistema de organización social en el que los lugares claves del poder (político, económico, religioso y militar) se encuentran exclusiva o mayoritariamente, en mano de los hombres. Ateniéndose a esta caracterización, Puleo (2006); ha concluido que todas las sociedades humanas conocidas, del pasado y del presente, son patriarcales. Se trata de una organización histórica de gran antigüedad que llega hasta nuestros días y que sobre la base de este patriarcado es que se empiezan a construir las diversas relaciones de género. Sin embargo, Badinter (1993) agrega que es importante señalar –diferenciando a la ideología patriarcal- que los primeros referentes de la humanidad no son los hombres, sino las mujeres, ya que los hombres se definen con respecto y por oposición a ellas. Es por ello que se puede agregar que el patriarcado no siempre consigue que los hombres sean muy diferentes de las mujeres o viceversa (Marqués, 1997).
La sociedad patriarcal construye a varones y mujeres a partir de la identificación de su sexo. No logra la reducción de las personas a dos únicos modelos: varón y mujer, pero las trata como si lo hubiese conseguido y evita que unos y otras sean conscientes de sus similitudes (Marqués, 1997)
Las dinámicas de poder se han venido estableciendo de tal modo que dan una clara sensación de naturalidad en el funcionamiento de las cosas; pues se crece en una sociedad donde se va aprendiendo que es más importante ser hombre que ser mujer, o que es un mayor privilegio el haber nacido hombre que mujer, pues al nacer hombres en una sociedad patriarcal se está naciendo bajo una cultura que otorga diferencias de superioridad y poder ante el otro sexo, al cual lo presentan como inferior o más débil. Bajo este sello, se va construyendo el concepto de “hombre”, donde no solamente involucra al sexo del varón, al sexo macho o masculino (cualquiera de sus variantes es parte de una construcción socio-cultural), sino que “hombre” involucra también al concepto de humanidad, de “el ser humano”, y con ello las derivaciones de “el individuo”, “lo normal” (Badinter, 1993). Y el concepto de mujer, se va construyendo como lo opuesto al de hombre, es decir, “la acompañante” desde un concepto mítico-religioso y judeo-cristiano; en contraposición al hombre como “la no normal”, “la otra” (Badinter, 1993). Las construcciones sociales y dinámicas de poder obligan a los hombres y las mujeres a mantenerse como opuestos y diferentes.
Estas diferencias de género empiezan con las diferencias corporales, y por ende del sexo con el cual se nace. Sobre la base de una diferencia corporal se genera diferencia de actitudes y acciones, y diferencia de identidades. Se le comienza a atribuir lo relativo al género. El hombre es lo masculino (lo no femenino) y la mujer es lo femenino (lo no masculino). Tal como señala Badinter (1993), el “ser hombre” implica un trabajo, un esfuerzo, cosa que no suceda con la mujer, pues actuamos sin tener plena conciencia de ello como su la feminidad fuera algo natural e ineluctable y la masculinidad debiera adquirirse
Se puede ir viendo que el hombre es el que tiene el poder, en lo socialmente referido (político, económico, religioso y militar) y la mujer es la que no tiene el poder. Un hombre comienza a ser una construcción patriarcal que existe obligatoriamente para mantener el dominio masculino en la sociedad. Sus masculinidades son obligatorias.
Las identidades de género existen para definirnos en relación con los demás. Nos centraremos en la diferencia hombre y mujer como opuestos, dejamos de lado por un momento las demás construcciones de género. La diferencia entre un hombre y una mujer debe basarse en sus identidades. Ser masculino es lo que un hombre debe ser para establecer su posición en la sociedad y diferenciarse de los no-masculinos (mujeres y hombres no masculinos). La masculinidad no existe sin la feminidad, son opuestos. (Olavarría & Valdés, 1998)
Las masculinidades se construyen según las relaciones entre hombres y con las mujeres: Las relaciones con las mujeres son de compañía, oposición y dominio. Las relaciones con hombres son de complicidad, reconocimiento y competencia.
Existen diferentes masculinidades. Cada sociedad contribuye a la construcción de masculinidades particulares (Badinter, 1993; Olavarría & Valdés, 1998; Fuller, 2001). Las masculinidades son más que una cuestión de género, son (como el hombre) una construcción cultural. Dependen de varios factores como: la raza, el grupo étnico, la clase social, la religión, las instituciones presentes y demás categorías en una sociedad. Las masculinidades van cambiando
La construcción de masculinidades empieza con la propia identificación de las características naturales y similitud con el resto de los hombres. La tenencia del cuerpo masculino define la obligatoria homogeneidad con uno de los sexos y como consecuencia con la obligatoria identidad de género masculino. Un hombre se compara con sus referencias sociales: los hombres a su alrededor. Ellos no sólo serán un ejemplo, pero la regla de cómo un hombre debe verse, comportarse y como debe demostrar sus masculinidades. La imagen del padre (o de la figura masculina más cercana) constituirá el prototipo de hombre que los niños deben llegar a ser. (Olavarría & Valdés, 1998)
Los niños primero identificarán sus cuerpos con los cuerpos masculinos y así su pertenencia al mundo masculino, y su necesidad de convertirse y adoptar las actitudes de estos otros cuerpos masculinos. Entonces, es necesario ver cómo es el cuerpo masculino, y vemos que su principal característica es la fuerza física y los músculos. Más fuerte que las mujeres, los niños y las niñas. El hombre se percibe como físicamente más poderoso que los anteriores. Fuller (2001) menciona dos elementos básicos del cuerpo: apariencia y materia. La materia del cuerpo masculino formada por los órganos sexuales (representados por el pene) y la fuerza. Un hombre por tener un cuerpo masculino (definido por el pene) debe ser “naturalmente” fuerte y además tener la posibilidad de controlar más situaciones por medio de esta fuerza. Un hombre debido a sus características físicas se vuelve culturalmente (y cree que es) más “poderoso” y superior, que puede controlar cosas. De ahí la creencia necesaria de que el hombre no se enferma. Esto genera que sus masculinidades estén basadas en actitudes de dominio y autoritarismo. Convertirse en un ser masculino se entiende como una característica obligatoria y natural para los hombres. La construcción de masculinidades específicas es un requisito para ser aceptado en el grupo superior masculino y convertirse en un “verdadero hombre”.
Según la Sociedad Limeña, convertirse en un “verdadero hombre” es un proceso a lo largo y durante la vida de un hombre. Hay que alcanzar ciertos niveles de masculinidad para ser considerado un “verdadero hombre” y ser aceptado por la sociedad. Del Castillo (2001), no se equivoca al señalar que en todo salón de clases hay un “lorna” y un “maricón”. Dos características principales están relacionadas con la “fuerza natural” de los hombres: la virilidad y la hombría. Virilidad está relacionada con los órganos sexuales, el “performance” sexual y la capacidad para atraer mujeres. Por lo tanto, con el cuerpo musculoso y los rasgos atléticos. Vinculada al deporte, y a las habilidades físicas. Además del interés “natural” por las mujeres. Hombría se vincula con la vitalidad (capacidad para trabajar), el respeto por parte de los demás, la fuerza y el coraje (valentía). La virilidad y la hombría constituyen características “naturales” de los hombres que los hacen también “invencibles” e “intocables”. A parte de las características naturales de un hombre hay requerimientos culturales. Ser un “verdadero hombre” significa ser reconocido socialmente como tal, ganarse el respeto y aceptación de los pares y la sociedad en general. Los niños dejan de ser niños o adolescentes y se convierten en “hombres” cuando ganan este respeto y además se hacen responsables de sí mismos y de alguien más. Convertirse en verdadero hombre significa alcanzar el nivel de éxito personal, que significa: casarse, tener hijos y convertirse en proveedor (de alguien, de la familia).
Siguiendo el arquetipo del “verdadero hombre” y los conceptos de superioridad y dinámicas de poder patriarcales, los hombres (como seres masculinos) deben “supuestamente” proteger a los inferiores seres no masculinos. Llegándose a entender que “la mujer necesita ser protegida por el hombre”, siendo un ejemplo cotidiano: no se le pega a las niñas, las mujeres no pueden cargar cosas pesadas, las mujeres no pueden caminar solas por la calle en la noche. Convertirse en el “protector” refuerza la idea de ser parte del grupo privilegiado masculino. Un “verdadero hombre” debe tener “dependientes”, debe ser capaz de “proteger” a alguien de alguna manera, por ejemplo: hijos, esposa, enamorada, madre, empleados, personas con menos capacidad económica, etc. atribuyéndose como rol protector máximo el “ser padre”. Si todavía no se es padre, se debe alcanzar el éxito personal y convertirse en “verdadero hombre” (por las masculinidades aprendidas)…llegar a proteger a alguien.
La sociedad exige demostrar los niveles de masculinidad. Los pares exigen demostrar el nivel (propio) de masculinidad. Las relaciones entre hombres mantienen la existencia de las masculinidades exigiéndose unos a otros. Las mujeres (también como productos culturales) exigen la presencia y perpetuación de las masculinidades (Fuller, 2001). La sociedad patriarcal le otorga a los hombres privilegio y poder, y los coloca en una posición superior, sin embargo, estas ventajas fabricadas vienen con opresión, presión social y hasta sufrimiento. El que convertirse en “verdaderos hombres”, y cumplir con todo lo que dice la sociedad y ser aceptados, ser exitosos. Las masculinidades son impuestas a los hombres. Son castigados si no las alcanzan. Los hombres como “protectores” y superiores manejan las instituciones de la sociedad (iglesia, el estado, los negocios, la educación, la ciencia y los hogares). La sociedad les exige mantener el “status quo” y sus posiciones como líderes, mantener su dominio patriarcal. Ellos deben “generar” masculinidades y pasar el conocimiento, ser ejemplo de otros hombres, como lo señala también Mead (1970), porque “así son las cosas”.
Todo se convierte en círculo vicioso creado y mantenido por la misma cultura a través de las masculinidades como procesos obligatorios. Sin embargo, como señala Mariella Cruzado (2007) no deja de exigir la necesidad de “un verdadero hombre”, el cual debe ser: fuerte, poderoso, dominante, heterosexual (le atraen las mujeres), viril, valiente, socialmente reconocido por sus pares y la sociedad, proveedor, estar casado, tener hijos o hijas, ser el protector de quienes lo necesitan (los menos poderosos, los no masculinos, los no privilegiados), exitoso y respetado. Es decir, ¿un superhéroe? Qué difícil es ser hombre en una sociedad como la nuestra, donde los hombres mismos exigen características que los mismos hombres no pueden cumplir.
Es importante poder reflexionar sobre las diferentes propuestas de las masculinidades viendo al hombre no solamente como un sujeto político, sino también como lo esperado que se cumpla en nuestra sociedad.
La reflexión queda puesta, y el debate de igual forma.

Bibliografía

Badinter, E. (1993) XY, la identidad masculina. Santa Fe de Bogotá: Grupo Editorial Norma
Cruzado, M. (2007) Abou t Men, Superhe roes and Such: The Construction of Masculinities in the Upper-middle Class in Lima. Tesis de Maestría: University for Peace, Department for Gender and Peace Studies. Costa Rica
Del Castillo, D. (2001) Los fantasmas de la masculinidad. En Estudios culturales, discursos, poderes y pulsiones. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú
Fuller, N. (2001) Masculinidades cambios y permanencias. Lima: Fondo Editorial PUCP
Marqués, J. (1997) Varón y patriarcado. En Masculinidad/es poder y crisis. Ediciones de las mujeres Nº 24. Santiago: Isis internacional
Mead, M. (1970) Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Buenos Aires: Granica, 1971
Meler, I. (2000) Creación cultural y masculinidad. En Varones: género y subjetividad masculina. Buenos Aires: Paidós
Olavarría, J. & Teresa Valdés (1998) Ser hombre en Santiago de Chile: A pesar de todo, un mismo modelo. En Masculinidades y equidad de género en América Latina. Santiago: FLACSO
Puleo, A. (2006) El patriarcado: ¿una organización social superada? En El periódico feminista. http://www.mujeresenred.net/

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Psicólogo clínico. Orientador en salud sexual y reproductiva. Especializado en temas de sexualidad humana. Expositor, conferencista y facilitador de talleres en temas afines. Miembro de la Red Peruana de Masculinidades. Psicoterapeuta de adolescentes, jóvenes, adultos y parejas.